La campaña blogueril por la "libertad de pronósticos de inflación"

Me van a gritar fascista de izquierda, de derecha, stalinista, hitlerista, ya lo sé: me importa tres carajos.

Ahora hay “campañas” (acá, acá y acá - nótese cierto perfil compartido entre los promotores de la campaña) por la libertad de expresión, dicen. Que tienen derecho a decir lo que quieran, como quieran y cuando quieran. Basados en el argumento liberal clásico (tan caro a los economistas de un amplio espectro ideológico/teórico) argumentan que ellos (individuos libres) o cualquier otro sujeto tienen el derecho de proclamar que la inflación (es el caso concreto que usan) del mes x del año z ha sido de y%. Donde los limites inferiores y superiores de y los ponen ellos mismos. Muy bien, sea. Es cierto, ellos “como individuos abstractos” tienen ese derecho.

Pero el problema es que la sociedad (mal que les pese a los amantes del homoeconicus) no está “compuesta” de individuos abstractos. Hay individuos concretos y hay sujetos que no son individuales. Y no son lo mismo.

Es cierto Llach, Luciano y Sam pueden decir que la inflación ha sido del 100.000.000%. Esa afirmación, pronunciada como individuos, tiene escaso peso, escasa repercusión en el movimiento real de inflación, en la generación de expectativas e incluso en la acción de los sujetos respecto a la inflación. Quiero decir: porque Llach diga que la inflación es y, la CGT no va a salir a pedir aumentos de y%.

La cosa cambia cuando el emisor del y=100.000.000% es una “prestigiosa consultora” o cuando los pronósticos (más bien, las adivinanzas) de las “prestigiosas consultoras” o de los “gurúes” son tomadas, masificadas y convertidas en “hecho” por los medios de comunicación. Ahí SI que cambian las expectativas de la inflación, ahí sí que un discurso producido de determinada manera, en determinadas condiciones (condiciones que no son abstractas ni idénticas para todos los individuos), tiene impactos diferenciales sobre la realidad.

¿Qué está en el fondo de la concepción de “digo lo que quiero, bolaceo la inflación que quiero y nadie tiene derecho de aplicarme sanciones”? El axioma liberal más clásico y descarnado. La idea de que todos los individuos (o sujetos) tienen poca o nula influencia en la determinación de las expectativas de inflación (por usar una variable "concreta"). Como todos los sujetos “valen” poco no importa que diga cada uno: el efecto total será bajo. O lo que es lo mismo: todos los sujetos “valen” igual con lo cual “cancelar” el efecto de un pronóstico de 100% de inflación es sencillo: emitir un discurso que diga que va a haber deflación del 100%.

Si les parece muy filosófico pensémoslo así: imagínense que la influencia de los sujetos (privados, no metemos al sector público) sobre las expectativas de inflación (esa variable que tanto les gusta) pudiera representarse como una media aritmética ponderada de su “importancia”. Llach y Luciano, etc. tendrían un ponderación baja. Clarín, La Nación, Bevacqua, Lavagna, etc… tendrán una ponderación mucho más elevada. Ergo… no es lo mismo, no tiene el mismo impacto lo que dice Elemaco que lo que difunde Clarín.

Ese, creo, es (o debería ser) el núcleo duro de una Ley de Medios o en este caso a la potencial multa a las consultoras. No está dirigida a Llach o a Luciano… está dirigida a Clarín, La Nación y a los operadores y consultoras "prestigiosas" (como la de este muchacho Salvatore)… ¿Tan difícil es de entender? Quédense tranquilos muchachos que no los van a venir a multar a ustedes…

(Bueno, a Llach por ser de LN, quizás si, jeje).

Comentarios

Mauro A. ha dicho que…
No hace falta reducir la discusión a algo filosófico. Es gracioso como en el blogg del economista serial crónico colocan el art. 14 de la CN sólo remarcando lo que les interesa.
"Artículo 14.- Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender."
Lo que se olvidaron de remarcar en negrita fue: "de trabajar y ejercer toda industria lícita".
La encuestadoras privadas pertenecen a la industria de generación de estadísticas, y como tal, hay leyes que regulan la actividad para determinar si permanecen dentro de la legalidad. Lo que insinúa la oficina de Lealtad Comercial es que "esas consultoras infringieron el artículo 9 de la ley de Lealtad Comercial que prohíbe difundir cualquier tipo de información que “mediante inexactitudes, contradicción u ocultamientos pueda inducir a error, engaño o confusión
Y si no lo hicieron, que lo comprueben, así de fácil.
Sirinivasa ha dicho que…
Impecable reflexión estimado amigo Cresto.

Me parece que es la mirada más certra sobre el fondo del asunto. Me la llevo, difundo y reproduzco.

Un saludo
Cresto ha dicho que…
Mauro: creo que el problema no es "filósofico"... es bien concreto: la corporación de "las consultoras" dicen que no se las puede "censurar". Eso supone pensar que sus opiniones, pronósticos, como lo quieras llamar no tienen repercusión. FALSO, la tienen y, como tales, se les exige que avalen esas opiniones pronóticos, etc... con técnias precisas, expresadas en documentos metodológiocs.

Gracias, Siri... levántelo con confianza!

Saludos

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