Pensando en los alineamientos (III) - Después de la tormenta
Es la existencia de este movimiento lo que nos motivó a preguntarnos: ¿se ha conformado una nueva fuerza capaz de discutir/ disputar/ influir en el desarrollo y desenvolvimiento del Estado? Es decir, ¿esta nueva fuerza emergente, puede encontrar una representación política que la lleve a hacerse (no estamos queriendo decir que necesariamente deba darse bajo la forma de un golpe de estado) del poder del Estado? Un interrogante derivado del anterior: ¿cuál es el carácter de la fuerza que hoy se encuentra en el gobierno?
Este post está en la misma línea que todos los anteriores. Los interrogantes subyacentes son los mismos. Lo “nuevo” (hasta ahí nomás) es la metodología con que lo encaramos. Antes habíamos tomado como indicadores de las “fuerzas en pugna” los resultados electorales y los habíamos relacionado con algunas variables sociodemográficas.
Lo que vamos a intentar ahora es relacionar esos resultados electorales de forma “directa” con el conflicto agrario. Vamos a intentar correlacionar de alguna forma (y con varios métodos) la presencia de cortes de ruta realizados en el marco del conflicto del campo y el voto a Cristina Kirchner. La idea es explorar en que medida el conflicto con el campo estaría vinculado a las fuerzas que sustentaron a cada uno de los candidatos. O planteado en otros términos: en que medida la disposición de fuerzas sociales que se dio en las elecciones de 2007 se estaría “reproduciendo” en el conflicto con el campo. Planteado en forma de hipótesis: el conflicto agrario está reproduciendo la disposición de fuerzas sociales que se dio en octubre de 2007.
Vamos a intentar reproducir “paso a paso” los métodos que fuimos elaborando para intentar poner a prueba esa hipótesis y sus resultados.
Luego intentamos otro acercamiento: calcular los coeficientes de correlación de Spearman para las siguientes variables: a) % de voto a Cristina; b) % de voto a Carrió y c) cantidad total de cortes de ruta.
Luego, para visualizar de forma más clara los datos, quisimos aproximarnos al problema de una forma bastante más simple (a las que solemos considerar las mejores, aunque no siempre es así). Intentamos construir dos variables dicotómicas: a) presencia de cortes de ruta y b) si en el departamento en cuestión ganó Cristina Kirchner o no (esto considerando solamente si la proporción de votos que concentraba K era mayoritaria.
Por último, repetimos el esquema pero complejizando el proceso de construcción del dato. En lugar de construir una variable dicotómica (“Ganó Cristina” que asume valores 1 y 0) decidimos intentar algún método de agrupamiento de los departamentos en función de la proporción de votos a Cristina Kirchner. Lo hicimos a través de un cluster con el algoritmo de K-Medias.
Utilizando estos indicadores resulta mucho más clara la asociación que planteábamos. A medida que aumenta el voto a Cristina Kirchner, disminuye la proporción de departamentos que presentan cortes de ruta. Así entre los departamentos de nivel alto de voto a Cristina apenas el 5,1% presentaron cortes de ruta. Esta proporción aumenta al 32% entre aquellos departamentos con nivel medio de voto a Cristina K. Ahora, entre los departamentos con menores niveles de voto al gobierno en 2007, la proporción de cortes es sumamente superior, llegando a 53%. Gráficamente es mucho más contundente:
Estos valores son estadísticamente significativos a un nivel de significación de p=0,0001. Chi cuadrado da un valor de 73, razón por la cual se rechaza la hipótesis nula. Visto desde algunos coeficientes de asociación, se observan valores que muestran la existencia de asociación, y que resultan también estadísticamente significativos: V de Cramer = 0,401; Gama = -6,96. Este último resulta interesante porque al ser un coeficiente no simétrico, está indicando la presencia de una relación negativa entre las dos variables.
Conclusiones provisorias: como de costumbre, pecamos de cautelosos. No nos gusta irnos a boquear más allá de los datos. Pero cada vez estamos más envalentonados con la idea de que estamos arribando a un escenario de polarización social y política.
A su vez, los datos que presentamos acá parecen mostrar que estos alineamientos parecen estar reproduciéndose (al menos de manera parcial) en el conflicto con el agro. Es decir que las dos fuerzas sociales que se enfrentaron en octubre de 2007, vuelven a protagonizar otro enfrentamiento, ahora ya no en el terreno electoral sino en la calle. Ahora bien, un escenario de polarización no implica necesariamente una resolución violenta del conflicto ni un golpe de estado. Habrá que ver que pasa.
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